Sent: 4/6/2003 6:02 PM |
Está bien, Águila, comienzo a presentarme.
Mi desatino habitual es de cuarentón de clase media en una ciudad de España. Antes de entrar en contacto, a través de los libros, con el mundo de don Juan, hará cosa de unos 20 años o muy poquitos más, había tenido bastantes problemas a nivel de convivencia familiar, con la correspondiente carga psicológica y desequilibrio emocional que eso conlleva. Si la fuerza de la razón nos eleva de la ignorancia (al menos en el acuerdo de la primera atención), la razón de la fuerza nos aliena, esclaviza, degrada, pisotea, Y es ahí, en la razón de la fuerza, donde me vi, de sopetón, metido. Por aquí antes, en aquella época, era obligatorio 1 año de mili (servicio a la patria, que decían). El caso es que acabé metido en un cuartel bajo disciplina militar, y eso para alguien orgulloso, amante de la libertad y la independencia resultó toda una conmoción. Estaba en las garras del peor pinche tirano que hasta hoy me haya encontrado! En el tren que me llevaba a tan oscuro horizonte, escuchando a otros compañeros de viaje y de etapa, oí hablar por primera vez de Carlos Castaneda y de las enseñanzas de don Juan. Me impresionó la admiración con que hablaba quien explicaba las excelencias del libro y la atención con que los demás escuchaban. Pero no presté la atención debida a causa de mis propios prejuicios; lo de don Juan me sonaba al don Juan mujeriego de la literatura del siglo pasado, bueno, ahora ya de hace dos siglos; y si bien las mujeres eran una de mis grandes preocupaciones, en aquellos momentos tenía otras cuestiones que resolver, pues no tenía aún decidida mi actitud ante aquella traumática situación. Posteriormente, durante una salida, que en su argot llaman maniobras, en pleno campo, de noche, entre tiendas de campaña, nuevamente salió en conversación Carlos Castaneda y las Enseñanzas de don Juan. Esta vez sí atrapé el centímetro cúbico de suerte que se cruzaba en mi camino. Hablamos, pregunté, escuché, me interesó, apunté autor y títulos y decidí, en cuanto tuviese ocasión, leerlo. En la primera oportunidad que tuve de venirme acudí a una biblioteca pública, en la que afortunadamente lo tenían. Tan sólo al terminar el prólogo ya había decidido comprarlo, encajaba tan bien con mi situación e inquietudes! Una de mis aficiones eran las plantas medicinales, en especial las plantas de poder, aunque no las llamaba así por aquel entonces. Rápidamente el mundo de don Juan impregnó todos los aspectos de mi vida y me ayudó como ninguna otra cosa hasta entonces. En aquella época especialmente bien me vino el contenido de Viaje a Ixtlan, en aquellos días de turbulencias emocionales. Aunque no todo fueron bellas rosas olorosas; con alguna espina también tropecé, debido sobre todo a mi falta de impecabilidad. Cualquier maniobra de brujería implica una serie de aspectos que se conjugan en un determinado momento, de lo que resulta afectado el flujo de energía percibida (suficiente esto para lo que quiero contar). El caso es que un guerrero muy cargado de historia personal (como yo era en aquellos comienzos, y quizás también ahora) no es lo suficientemente fluido como para actuar impecablemente y sus motivaciones son, en esa misma medida, las de su importancia personal , con lo que al actuar en una maniobra de brujería puede fácilmente perjudicar a otros o a sí mismo, aunque actúe con la mejor de sus intenciones. La importancia personal es una muy poco recomendable consejera, egoísta, soberbia, embustera, dominante y sin escrúpulos. La única manera adecuada que conozco de ser bien aconsejado en esos asuntos es a través del poder, que lo hace de una manera un tanto abstracta, pero en la medida en que nos hacemos conscientes de sus indicaciones, también disponemos de la suficiente ligereza para actuar en ese mismo sentido que nos es aconsejado; lo que te proporciona el equilibrio necesario para actuar impecablemente. Bueno, ya me he presentado un poquito. De lo que en estos momentos sea, poco bueno puedo contar, y lo malo constantemente me lo escamotea mi importancia personal, estoy convencido de que no le interesa que corrija mis defecto, por eso se empeña tanto en camufrlos. Así que avisadme de los que vayais viendo. Un saludo a tod@s. |
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