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Para
el linaje de don Jorge Elías, los guerreros que padecen trastornos
psicológicos y de personalidad son tratadas de manera especial, cuidando
de no darles pie a alguna molestia para que no pierdan la medida de
equilibrio que puedan manifestar. En otras palabras, se les respeta,
pero se les acompaña siempre y en todo momento para que la sobriedad del
o los acompañantes refuercen al guerrero en conflicto.
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Sin embargo, cuando el guerrero llega a perder el equilibrio, lo mejor es enfrentarlos, llamándolos a la cordura.
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Pero
si el extremo apareciera, y al guerrero en desequilibrio simplemente no
le es posible entrar en mesura, entonces se le da un golpe físico para
que reaccione, y/o se le habla fuerte y con verdad directa,
"golpeándolos" psicológicamente.
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Si tampoco
esto consiguiera el efecto buscado, y habida cuenta que los guerreros
desequilibrados provocan pérdidas enormes de energía, y hasta retrasos y
sentones en el avance del grupo, pues entonces se recurre a enterrarlos
por muchas horas en la tierra para que la energía de ésta se encargue
de regresar su punto de fijación a la posición del equilibrio (en cierta
ocasión, esto último lo llevó a cabo el nahual Kowalski con Nerea, lo
cual se narra en el segundo volumen de Nerea).
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Un
ejemplo de buena parte de lo dicho lo puedes encontrar en mi primer
libro, en lo que se refiere al caso de Marion, un guerrero en
desequilibrio que dañó mucho al grupo del nahual Kowalski por su deseo
de independencia y actitud en rebeldía y autosuficiencia.
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Ahora que si se trata de ayudar a personas que no pertenecen a un grupo,
pues lo que se les recomienda es que se vean acompañadas siempre y en
todo momento, para que la mesura y equilibrio de las personas que se
hacen cargo arrastren a los individuos en desequilibrio y se evite así
el problema, pero asimismo se sugiere tratarlas con ciertos
procedimientos que la psiquiatría maneja para estos casos.
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Sobre
la rigidez que suele acompañar algunos sueños, los guerreros del linaje
de don Jorge saben que una de las causas más probables se encuentra en
la manera en la que nuestro cuerpo es capaz de "recordar" lo que nuestra
alma pudo haber vivido en otras vidas, relativo a situaciones en las
que era necesario vencer el miedo para salvar la integridad física y
mental, pero que definitivamente no fueron superadas al punto que
pudieron causar la muerte. Así sucede que si durante algún sueño la
persona se acerca al recuerdo de lo ocurrido en otra vida, el cuerpo
reacciona de esa manera para darle un aviso, y para que la persona en
rigidez pueda reconocerlo como tal y en su origen, para enfrentar de una
vez por todas la causa del miedo, a modo de que lo supere
definitivamente y pueda seguir con su desarrollo.
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Existen
otras posibilidades, como el que algún ser que domina su intento trate
de "agarrar" al durmiente para provecharse de alguna manera. Si se desea
prevenir casos así, lo mejor es jamás ponerse al alcance de ese tipo de
seres (con decirte que hay personas que hasta le piden a los "grises"
que se les presenten en sus sueños), a la vez que se obtiene protección
de la manera que ya he sugerido en otros correos. Simultáneamente,
conviene ejercitar la fuerza de voluntad y el equilibrio, puesto que
ello exige sobriedad, y ésta la posibilidad de reaccionar adecuadamente
cada vez que se presente la ocasión de enfrentar algún miedo. Está,
asimismo, el recurso de solicitar antes de dormir la intermediación e
intervención de nuestros seres de luz, quienes nos acompañan a todo lo
largo de nuestras vidas por esta Tierra. ¡Y ni qué decir de los decretos
adecuados expresados de la manera correcta, incluso durante el trance
de rigidez!
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Sin embargo, lo mejor que se puede
hacer es acompañar los decretos preventivos con la diaria recapitulación
nocturna de todos y cada uno de los acontecimientos del día, pues de
esa manera se vence el insomnio, se atiende a la conciencia y se
consigue la necesaria tranquilidad para estar sobrio y alerta en caso de
que la ocasión no deseada se presente.
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Enrique Rojas.
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