-
He
leído lo que escribes sobre aquel tema tan traído y llevado de hacerse
inaccesible y me nació comentarte una experiencia propia.
-
Según he visto por mí mismo, todo eso que comentas puede tener su aplicación justa y necesaria, pero sólo para aquellos guerreros que tienen ciertas características, más no así para aquellos guerreros que ya están, permíteme la expresión, "más allá del bien y del mal".
-
Me explico.
-
Digo
lo que digo, porque he descubierto para mí que lo importante no es cómo
esperan los demás que nos comportemos y que para evitar verse atrapado
por ellos o para malgastar nuestra energía es mejor que no les digamos
quiénes somos. Y no es lo importante, porque eso implicaría
necesariamente que el guerrero en cuestión estaría atrapado por la
opinión de los demás, o que, en el mejor de los casos, se sabe en
posibilidad de verse atrapado por la opinión de los demás (además, si te
das cuenta, esa es otra forma, si bien oculta, de manifestar
importancia personal, que no desatino controlado).
-
Lo verdaderamente importante, en cambio, es no estar atrapado por la opinión que nosotros mismos tenemos de nuestra persona y de nuestro ser. Porque opinión (doxa, según Platón) no es conocimiento (gnoesis, según Platón, en su celebérrima alegoría de la caverna) ¡Y mira que a mí me consta que eso sí es lo que verdaderamente castra!
-
Abundaré
con un caso particular: los señores de luz y los guerreros todavía
encarnados del linaje del señor nahual don Jorge Elías me autorizaron
expresamente no sólo a contar sus vidas, revelando con ello quiénes son y
fueron en esta Tierra, sino que, además, me autorizaron a dar sus
nombres verdaderos, dando con ello un ejemplo que pretende ilustrar con
precisión dónde exactamente radica el problema. Yo mismo les doy mi
nombre verdadero, estoy diariamente cuatro horas al aire en la radio de
la ciudad de México, ya publiqué un libro con mi nombre completo, y de
ninguna manera me siento ni estoy atrapado por la opinión que de mí
tengan quienes me escuchan, ni por la de ustedes que forman parte de
este foro, ni por la de todos aquellos quienes, sin pertenecer al foro,
nos leen aquí, como tampoco pierdo una pizca de energía y/o libertad por
todo ello.
-
¿Cuál es la diferencia?
-
Ya la especifiqué.
-
Además,
no te engañes, porque todo lo que hacemos y hasta lo que dejamos de
hacer es juzgado por los demás. Repito: Lo verdaderamente importante, en
cambio, es no estar atrapado por la opinión que nosotros mismos tenemos de nuestra persona y de nuestro ser. Es mejor estar liberados por el conocimiento
que de nosotros mismos tengamos (el famoso "Conócete a ti mismo" que va
desde los misterios de Eleusis hasta los misterios de la mencionada
Matrix). Y cuando ya sabes quién eres, de dónde vienes y adonde vas, lo
que menos te importa es mantener pseudoanonimatos acechantes de ningún
tipo, porque esos sí que desgastan.
-
Como
sea, sólo he dicho lo que he dicho porque me nació comentártelo. Si de
todas maneras prefieres seguir con tu pseudónimo y mantener el acecho
(del que tanto leo que se ha hablado en las últimas dos semanas en este
foro) de esa manera, ten la seguridad de que yo lo respeto y de que te
seguiré llamando NARR88 o de la manera en la que tú quieras que te
llamemos.
-
Los
tiempos son otros ya, lo sé yo muy bien y lo confirmo 24 horas al día
los 365 días al año, como confirmo día tras día, momento a momento, que
para un guerrero auténtico es fundamental adaptarse a ellos.
-
Con amor de mi parte.
-
Enrique Rojas Páramo.
Nessun commento:
Posta un commento