Todo,
absolutamente todo, al menos en la experiencia que tengo, está imbuído
de propósito. Podríamos asimilar el propósito a la dirección del fluir
de la energía. El sexo también está impregnado de propósito. Observando
las interacciones sexuales entre vegetales o entre animales el propósito
es la generación de nuevos individuos. Parte del fluir energético es
desviado hacia ese propósito. Por diversas razones, con intención o sin
ella, en muchas ocasiones ese propósito no se concreta... qué pasa
entonces con la energía desviada en la dirección de ese propósito?
Depende de cada caso, la puedes dar una utilidad o puede disiparse sin
más, o desviarse hacia propósitos imprevistos.
Una cosa es
evidente, el sexo descarga energía acumulada y focalizada en el proceso
de excitación. Nuestra voluntad puede también intentar acumular y
focalizar energía en cualquier propósito, pero el comando reproductor es
inmensamente más apremiante.
Somos seres perceptivos y
cuanto más conscientes seamos en mejores condiciones estaremos para dar
propósito a nuestros actos. La forma humana va mucho más allá de lo
morfológico.
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